Jimena Croceri: la poética de lo efímero entre el viento neuquino y los ríos del mundo




En el cruce entre el arte conceptual, la performance y una profunda conexión con los elementos naturales, la obra de Jimena Croceri (Neuquén, 1981) se erige como un testimonio de la fragilidad y la fuerza transformadora de los materiales cotidianos.
Desde su infancia en la provincia de Neuquén hasta sus exhibiciones en museos internacionales, su trayectoria artística ha estado marcada por una constante exploración del cuerpo, el agua y los vínculos humanos, siempre con un pie en su tierra natal y la mirada puesta en diálogos globales.
Raíces en la tierra roja: Cutral Có como matriz creativa
Con raíces familiares profundas en Cutral Có, Croceri lleva en su obra la marca indeleble de la geografía patagónica. La ciudad de Cutral Có, escenario del histórico "Cutralcazo" de 1996, le imprimió desde temprano la conciencia de lo político en el territorio. "Allí aprendí a mirar lo que no se ve: el agua que falta bajo la tierra, los gestos que quedan suspendidos en el aire", confiesa la artista.
Este vínculo con el territorio neuquino resurge constantemente en su obra. En Aguas menores (2021-22), creada en colaboración con la artista suiza Sarina Scheidegger, los performers susurran nombres de ríos mientras realizan acciones cotidianas como beber agua o hacer gárgaras.
La obra establece un diálogo directo con la hidropolítica patagónica, donde los ríos Limay y Neuquén son testigos silenciosos de disputas entre industrias extractivas y comunidades mapuches. "El agua en Neuquén no es solo un recurso, es un lenguaje cifrado que estamos aprendiendo a descifrar", explica Croceri.
Del taller neuquino a las capitales del arte
Su formación comenzó en la Universidad Nacional de las Artes (UNA) y se consolidó en el prestigioso Programa de Artistas de la Universidad Torcuato Di Tella (2013). Pero fue con El aire entre nosotros tiene forma de hueso (2013-2020) que Croceri marcó un hito en el arte contemporáneo argentino.
Esta serie de impresiones en yeso que capturan el espacio entre dos cuerpos en contacto se convirtió en su obra más emblemática. "No son esculturas en el sentido tradicional, sino huellas de un momento que ya pasó, fantasmas de un contacto", explica sobre estas piezas que parecen huesos exhumados.
La serie, que reflexiona sobre la relacionalidad y la ausencia, adquirió nueva resonancia durante la pandemia y fue exhibida en el Palais de Glace (donde una pieza ingresó a la colección permanente), el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires y el Museum of Sex en Nueva York.
"El aislamiento nos hizo valorar esos espacios entre los cuerpos que antes pasaban desapercibidos", reflexiona la artista.
El agua como lenguaje artístico
En Drinkers (2016), Croceri trabajó con un par de zapatillas que, al absorber cloro, se decoloraban progresivamente. "El líquido actúa como un borrador, pero también como un revelador de lo que está oculto", señala sobre esta obra que juega con lo doméstico y lo químico.
Esta fascinación por los procesos orgánicos alcanza su máxima expresión en El color del río (2017), performance realizada en el Faena Arts Center donde performers trazaban con grafito sobre mármol blanco el recorrido del agua derramada, creando mapas efímeros que evocaban los cursos fluctuantes de los ríos. "Los ríos no son líneas fijas en un mapa; son cuerpos vivos en constante movimiento", afirma.
Hidrofeminismo y colaboraciones internacionales
Su trabajo en colaboración ha marcado los últimos años de su producción. Con Scheidegger desarrolló Nombrar ríos, hacer gárgaras (2022), performance inspirada en el hidrofeminismo de Astrida Neimanis donde los cuerpos de los performers se mueven como corrientes de agua. "Somos agua en un 70 por ciento.
Eso nos hace parte de un ciclo mucho más grande que nuestros límites corporales", reflexiona Croceri.
En Subiendo, Pasando, Vibrando, Cayendo (2021), creada para el puente Avellaneda sobre el Riachuelo, pequeñas piedras de limo caían al agua desde la estructura metálica. "Era como si la ciudad y la naturaleza estuvieran en una coreografía invisible", describe sobre esta obra que mezclaba el ritmo urbano con el fluir del río.
La poética de lo precario
Para Croceri, la fragilidad no es sinónimo de debilidad. Obras como Ágape (2018-21) —huevos atados con elásticos que gradualmente dejan marcas en la madera— o Trapo sonajero (2023) —trapos de limpieza convertidos en instrumentos sonoros— celebran lo precario.
"Lo efímero nos recuerda que todo está en transformación constante, incluso el arte", dice la artista, cuyo enfoque desafía la noción tradicional de obra perdurable. "No aspiro a crear monumentos, sino experiencias. Lo que queda es la memoria, el registro, la huella".
Proyección internacional con raíces neuquinas
En 2024, Croceri participará en una exposición en Sankt Pölten (Austria), curada por Joanna Warsza, donde explorará la relación entre arte y ríos urbanos. "¿Cómo hacer arte con el agua, no sobre ella?", se pregunta sobre este proyecto que la llevará nuevamente a Europa, donde ya ha exhibido en la Raven Row Gallery de Londres y el Cabaret Voltaire de Zurich.
Mientras su reconocimiento internacional crece, en Neuquén su influencia se multiplica entre jóvenes artistas que rescatan su mirada sobre el territorio y su capacidad para transformar lo cotidiano en poesía conceptual.
"Neuquén es mi raíz, pero mi obra es como un río: no tiene dueño, solo recorridos que a veces vuelven al origen", concluye la artista, cuyo trabajo sigue fluyendo entre Cutral Có y el mundo, llevando en cada performance, en cada instalación, la memoria del viento patagónico y la fuerza transformadora del agua.
La obra de Jimena Croceri trasciende formatos y geografías. Desde las calles polvorientas de Cutral Có hasta los museos de Shanghái, su arte nos invita a escuchar el rumor del agua, a sentir el aire entre los cuerpos y a recordar que, como los ríos de su infancia neuquina, somos flujo y cambio constante.
En un mundo obsesionado con lo perdurable, Croceri celebra lo efímero, encontrando en lo aparentemente frágil la verdadera fuerza transformadora.