Panorama Político de Neuquén
El escenario

Éxodo PRO en la provincia: las ratas huyen mientras el barco se hunde

La dirigente neuquina que dejó Propuesta Republicana (PRO) en Neuquén, Leticia Esteves. (Dibujo: NOVA)

Lo que alguna vez fue una fuerza política pujante, hoy se esfuerza por sobrevivir. El PRO neuquino, que supo levantar las banderas del “cambio” con discursos de institucionalidad, transparencia y republicanismo, se ha convertido en un naufragio anunciado.

El éxodo de dirigentes hacia La Libertad Avanza (LLA) y otras terminales políticas no deja lugar a dudas: el PRO en Neuquén está en ruinas. Y mientras el barco se hunde, las ratas huyen.

Apenas asumió Leticia Esteves como nueva presidenta del partido en la provincia, los telegramas de renuncia empezaron a acumularse en los despachos de la Justicia Electoral.

Si bien la flamante titular del PRO intentó vender una imagen de unidad y renovación (con frases de ocasión como “no tengo jefes en Buenos Aires”), la realidad marca otra cosa: ni unidad, ni renovación.

Lo que hay es huida, desafección y una dirigencia que prefiere refugiarse en la identidad libertaria. Quienes intentan sobrevivir lo hacen formando parte del espacio oficialista neuquino.

El Frente Neuquinizate, es la única fuerza con proyección, dirigencia sólida y un rumbo claro en la provincia. El oficialismo ha logrado aglutinar y darle funcionalidad a dirigentes de distintos espacios. Los partidos tradicionales (y sobretodo los nacionales) se encuentran en franca retirada de la agenda política y el PRO, al igual que en la nación, se encuentra en decadencia.

Una estructura que, lejos de representar una alternativa, sobrevive ocupando espacios en el gabinete provincial, como el que ostenta la propia Esteves en la cartera de Ambiente y Recursos Naturales.

Las cifras no son escandalosas en volumen, pero sí en impacto: cerca de 40 dirigentes formalizaron su salida del partido entre enero y mayo. Entre ellos, figuras clave como Carolina Rambeaud, David Schlereth, Francisco Sánchez y el concejal Nicolás Montero. Todos ellos con recorrido, todos ellos con peso político, y lo que es más importante: todos ellos desencantados con un PRO que ha perdido el rumbo.

“Éramos el cambio o no éramos nada”, escribió Rambeaud en un descarnado posteo de despedida, donde repasó años de decepciones, proscripciones y decisiones tomadas “entre gallos y medianoche”. La exdiputada denunció el vaciamiento ideológico del partido y la pérdida total de autonomía política.

Schlereth, por su parte, no dudó en dar el salto: se afilió formalmente a La Libertad Avanza y dejó abierta la posibilidad de competir nuevamente por cargos provinciales.

Lo mismo hizo Montero, que armó su propio monobloque libertario en el Concejo Deliberante y apuntó contra un PRO que (según él) “perdió las banderas” y ya no defiende ni la libertad, ni la transparencia, ni la propiedad privada.

La estampida no es casual. Es la consecuencia lógica de años de dirigencia de espaldas a los afiliados, de candidaturas a dedo, de elecciones internas suspendidas, de acuerdos por conveniencia. La Junta Promotora de Villa La Angostura lo dijo con claridad en un documento demoledor: “El PRO se ha convertido en un apéndice del MPN blue, cooptado por el Frente Neuquinizate”.

Y es que mientras la dirigencia del PRO neuquino busca un lugarcito en las listas del oficialismo o un escritorio en alguna dependencia provincial, el resto de los militantes (los pocos que quedan) se preguntan si vale la pena seguir en un partido sin alma, sin proyecto y sin identidad.

La crisis es tal, que hasta la Justicia Federal puso en duda la personería del partido: con apenas 2192 afiliados válidos (cuando el mínimo legal es de 2280), el PRO neuquino está al borde de quedarse sin sello.

Mientras tanto, La Libertad Avanza crece en fichas y en protagonismo, sumando a los dirigentes que alguna vez le dieron al PRO cierta relevancia en la política local.

No es casual que el éxodo hacia las filas mileístas coincida con la afiliación de Patricia Bullrich a La Libertad Avanza a nivel nacional. El mensaje es claro: el futuro está en otro lado. El PRO (tanto en la provincia como en la Nación) es un organismo en descomposición, sin liderazgo, sin proyecto, sin militancia.

Esteves puede repetir mil veces que no tiene jefes en Buenos Aires. Pero eso no alcanza cuando ni siquiera tiene tropa propia en Neuquén. Su presidencia llega tarde, en un contexto de fuga masiva y de descrédito generalizado. Es como intentar organizar la orquesta mientras el Titanic se parte en dos.

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