Es que tampoco le queda otra. Con gran parte de sus históricos migrando a La Libertad Avanza y en medio de las idas y vueltas del ex presidente Macri sobre el futuro del partido, los cuadros provinciales del PRO necesitan redefinirse para no desaparecer del mapa político. Por ahora el único rumbo posible es el del oficialismo.

La elección de Esteves al frente del PRO provincial no solo responde a criterios de renovación dirigencial, sino también a una decisión de alineamiento institucional con el gobierno. Su rol en el gabinete provincial simboliza una visión compartida sobre temas clave como el desarrollo sostenible, la eficiencia del gasto público y la transparencia en la gestión.

A diferencia de otras provincias donde el PRO busca articularse con nuevos actores o mantener su perfil opositor, en Neuquén la prioridad parece ser la construcción de consensos amplios a nivel local. Dirigentes como Marcelo Bermúdez, Damián Canuto y Verónica Litcher han destacado el valor de la “madurez política” en un momento de transición, priorizando los intereses provinciales por sobre los alineamientos nacionales. Es que a nivel nacional las referencias dejan mucho que desear.

En este escenario, el liderazgo del gobernador se consolida como un punto de referencia. Lejos de los conflictos que atraviesan a los partidos tradicionales, el mandatario neuquino ha logrado aglutinar a diversos sectores bajo la premisa de una identidad neuquina fortalecida. Su capacidad para integrar espacios sin perder conducción propia ha sido reconocida incluso por antiguos adversarios.

La reciente reorganización del PRO debe leerse en esta clave: más que un retroceso o una pérdida de identidad, puede interpretarse como un movimiento táctico para preservar presencia y voz dentro del sistema político provincial. Las elecciones legislativas de octubre serán una oportunidad para evaluar el impacto de esta estrategia, en un contexto en el que se definirán seis bancas nacionales.

La incorporación del PRO al Frente Neuquinizate plantea interrogantes, pero también oportunidades. Aunque su papel dentro del frente sea hoy más acotado que en el pasado, su participación en un proyecto de gobierno con fuerte anclaje territorial puede ser una vía para reconstruir musculatura política en un ciclo que, a nivel nacional, exige redefiniciones profundas.