El proyecto busca superar el “paradigma de la escasez” y los altibajos históricos en el suministro de gas, que en el pasado afectaron la confianza entre ambos países. Figueroa destacó que Neuquén cuenta con reservas suficientes para cubrir seis veces el consumo combinado de Argentina y Chile por los próximos 30 años.

La propuesta es generar electricidad en los yacimientos y exportarla a Chile a través de conexiones eléctricas, al estilo de las existentes en Salta o San Juan.

Además, el plan no solo apunta a fortalecer la integración energética, sino también a impulsar el desarrollo industrial. Un ejemplo es el parque industrial proyectado en Rincón de los Sauces, que usaría gas local para su funcionamiento.

“Queremos exportar gas por cables, llevando energía eléctrica desde nuestros yacimientos a Chile”, explicó Figueroa, poniendo énfasis en la seguridad jurídica para contratos, tanto de grandes empresas como de pymes.

Otro eje es el hidrógeno azul, producido a partir de gas natural, como parte de una transición energética conjunta. Para lograrlo, Figueroa llamó a actualizar los acuerdos bilaterales, dejando atrás tratados obsoletos de 1995 y construyendo una nueva agenda energética.

En materia de infraestructura, se propuso modernizar pasos fronterizos como Pino Hachado, Mamuil Malal y Pichachén, este último con apoyo del Banco Mundial.

También se destacó la pavimentación de la Ruta 23, con perfil turístico, y la Ruta 11 hacia el Paso Icalma, junto a mejoras en la red vial regional. Sobre el Paso Cardenal Samoré, Figueroa pidió priorizar su uso turístico y una circunvalación para desviar camiones de Villa La Angostura.

Con una visión patagónica, el gobernador criticó el centralismo de Buenos Aires: “Siempre nos ven como el patio trasero. Nuestra mirada está en el Pacífico”.