En Las Lajas aprueban una polémica tasa vial aún sin contar con colectivos

Vecinos furiosos, concejales opositores ignorados y un intendente beneficiado: así se impuso un nuevo impuesto al combustible en una ciudad sin transporte público.
En Las Lajas, la política vuelve a darle la espalda a la gente. La semana pasada, el Concejo Deliberante local aprobó, a toda velocidad y con escaso debate, una polémica ordenanza que establece una tasa vial del 4,5 por ciento sobre cada litro de combustible y gas envasado que se venda en la localidad. La justificación oficial fue financiar mejoras viales y regular un inexistente servicio de transporte público. La realidad: una medida que vacía los bolsillos de los vecinos y llena los de unos pocos privilegiados.
⛽ Polémica en #LasLajas: se cobrará tasa vial con el combustible aunque no tienen servicio de colectivos.
— LMNeuquén (@LMNeuquen) May 16, 2025
⚠️ Reclaman que se aprobó de manera apresurada y que el dinero no traerá beneficios para los vecinos. El intendente es también dueño de la estación de servicio.…
Las Lajas no tiene colectivos. Ni un solo recorrido, ni una planificación seria para implementarlos. La única forma de moverse en la ciudad es a través de taxis privados. Pese a eso, se aplicará una tasa que en otras localidades neuquinas solo se justifica por la necesidad de subsidiar el boleto urbano. Acá, no hay tal cosa. Lo que sí hay es un intendente con intereses en la única estación de servicio del pueblo, el lugar donde se recauda la flamante tasa.
El proyecto fue impulsado por el Ejecutivo municipal con el aval del oficialismo, y aprobado con cuatro votos contra tres. Desde el bloque opositor Juntos, el concejal Juan Cabezas denunció que la ordenanza se trató sin informes técnicos, sin debate serio y sin responder a ninguno de los pedidos de información. “No sabemos a qué cuenta irá el dinero, ni si volverá a Las Lajas en forma de obras”, disparó el edil.
El expediente fue debatido por segunda vez en comisión cuando aún no tenía estado parlamentario formal. Para muchos vecinos y concejales, la urgencia responde a los intereses del propio jefe comunal, socio de la empresa que venderá el combustible gravado. Un escándalo ético a cielo abierto que nadie en el oficialismo se animó a desmentir.
La gestión actual solo ejecutó tres o cuatro cuadras de asfalto en lo que va del año. Ahora se pretende convencer a la población de que necesita financiar una “modernización vial” cuyo único rastro es un renglón perdido en la ordenanza. No hay obras visibles ni estudios técnicos que justifiquen este nuevo golpe al bolsillo. Ni siquiera los concejales que votaron en contra pudieron acceder a esa información.
Como alternativa, la oposición propuso aplicar la tasa exclusivamente al tránsito pesado que atraviesa Las Lajas rumbo al paso internacional Pino Hachado, por Ruta 40. “Son los camiones los que verdaderamente desgastan las calles, no los vecinos que cargan 10 litros de nafta”, explicó Cabezas. Pero sus propuestas fueron descartadas sin contemplaciones.
El malestar crece. Referentes sociales, comerciantes, pequeños emprendedores y trabajadores independientes advierten que el aumento del combustible impactará en cadena sobre todos los rubros. El pan costará más. El taxi costará más. Vivir costará más. Y todo para alimentar un fondo opaco, sin control social ni beneficios concretos.
“Esto no es una política pública, es un atropello”, reclamó una vecina en una asamblea espontánea convocada en la plaza principal. Mientras tanto, el intendente guarda silencio. Ni una explicación, ni un comunicado, ni un atisbo de empatía. Solo una certeza: los vecinos de Las Lajas deberán pagar más caro su combustible para sostener un impuesto injustificado, aprobado entre gallos y medianoche, y que huele más a negocio privado que a política pública.
El enojo no para de crecer, y el mensaje es claro: Las Lajas no es una estación de servicio. Es una comunidad que merece respuestas, no recaudar a costa de su dignidad.