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Vocación y excelencia

De generación en generación: un compromiso que se certifica

Hielo Polin, empresa cordobesa con más de 40 años de historia, certificó su Sistema de Gestión de la Calidad bajo la norma ISO 9001:2015, consolidando una cultura de mejora continua y profesionalismo en cada etapa del proceso.

En el corazón de Córdoba, una empresa familiar que nació hace más de cuatro décadas acaba de dar un paso histórico: Hielo Polin logró la certificación de su Sistema de Gestión de la Calidad bajo la norma internacional ISO 9001:2015, de la mano del organismo de certificación G-CERTI LATAM.

Más allá del reconocimiento técnico, este hito representa una forma de trabajar, una cultura transmitida de generación en generación que apuesta por hacer las cosas bien desde el principio. “Para nosotros trabajar con calidad es hacer las cosas de forma consciente y eficiente, garantizando no solo un producto exitoso, sino también una experiencia de compra satisfactoria”, señalan con convicción desde la empresa.

Fundada en 1980 por los hermanos Raúl, Miguel y Ricardo Giordanengo, Hielo Polin se dedica a la elaboración y distribución de hielo apto para consumo humano y uso industrial.

Hoy cuenta con una sólida red logística propia de camiones y camionetas equipadas con tecnología de frío, que permiten llevar sus productos a distintos puntos de venta en Córdoba, La Rioja, Catamarca, Santiago del Estero y Santa Fe. Una infraestructura sólida que creció al ritmo de una familia comprometida con el trabajo bien hecho.

La decisión de implementar un sistema de gestión de la calidad surgió como parte de un proceso natural de crecimiento y mejora continua. “Ya habíamos trabajado con G-CERTI para certificar otra empresa familiar del rubro de molienda de minerales. La experiencia fue muy buena, no fue un trabajo de sobrecarga, y eso se debió en gran parte a la metodología de trabajo de G-CERTI”, comentan. Esa primera experiencia fue el puntapié para pensar en replicarlo en Hielo Polin, con la certeza de que certificar ayudaría a consolidar aún más la organización.

Y así fue. El proceso de implementación fue asumido como un desafío compartido, donde cada integrante del equipo aportó lo suyo con entusiasmo. “Esta certificación es importante porque esperamos que nuestros clientes puedan depositar aún más su confianza en nosotros, sabiendo que somos una empresa comprometida de principio a fin en satisfacer sus necesidades”, afirman.

En un rubro como el del hielo, donde muchas veces se da por sentado que el producto “es siempre igual”, certificar calidad es una forma concreta de marcar la diferencia. Cada etapa, desde la producción hasta la entrega, está pensada para garantizar estándares que protejan la salud del consumidor y respondan con eficiencia a las demandas del mercado.

La certificación no solo fortalece la confianza de los clientes, sino que también tiene un impacto interno clave. “Nos permite ordenar, mejorar, mirar distinto. Sentimos que estamos creciendo como empresa y como equipo”, destacan.

Con esta certificación, Hielo Polin se posiciona como una empresa pionera en su sector dentro de la provincia.

El camino de la calidad no termina con la certificación: es apenas el comienzo de una nueva etapa. Una etapa en la que cada cubito, cada entrega, cada decisión de gestión, estará guiada por un sistema pensado para crecer con solidez, profesionalismo y calidez.

Porque detrás del hielo, hay personas. Y en Hielo Polin, hay una historia familiar que sigue apostando al futuro con la misma vocación de siempre: hacer las cosas bien.

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